1. El sexo es cómodo
Sabes lo que me gusta. Súper, no voy a explorar esos fetiches con un completo desconocido. Además, todavía me abrazas cuando terminamos. Nos dormimos luego luego y como en los viejos tiempo donde pensaba que tu estúpida mente nunca iba a lastimar a mi pobre, pobre, corazón. Pero aún así lo hiciste…
2. A veces lloro
Me pasó la otra noche. Estábamos acurrucados en el sillón y lo sostuve en los brazos, a ese joven/hombre tan dulce que es y entonces, las malditas emociones. Sentí como las lágrimas comenzaban desde la mitad del cuerpo, subiendo a mi rostro, quemando un poco mis mejillas. Las lágrimas saliendo de mis fríos ojos grises. Estaba triste.
Genuinamente triste porque sabía que en ese momento el quería decir que me ama. Podía escuchar el eco en su cabeza, casi tan claro como si de verdad lo hubiera dicho. También lo quise decir. Pero ahora sólo hay un vidrio roto entre nosotros y no podemos encontrarnos. Así que nos asomamos por encima. Yo estoy a la derecha, él a la izquierda y nos abrazamos, un abrazo distante que no dura suficiente para brincar esa barrera. Ouch.
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3. Nunca será lo mismo
No puedo llevarlo con mis amigos. Ellos lo quisieron mucho en algún momento, casi igual que yo. Algunas veces decían que él era el indicado. Pero “tuvo algo” con una extraña que lo amenazó con contarlo todo y yo me enteré tres días después. No sé porque les cuento esto, pero nunca volveré a llevarlo con NADIE. Todos supieron lo que hizo. Podríamos sólo adelantarnos y hacer un hashtag #MomentosIncómodos, porque mi mamá sabe lo que hiciste el verano pasado.
4. Es Diferente con ‘D’ mayúscula
Es diferente pero es igual. Es igual pero es diferente. Seguimos siendo esos moldes de personas que nos convertimos cuando abro mis piernas y las tuyas se cierran sobre todo lo que soy. Es lindo, se siente increíble, pero después veo a través de mi plato barato de enchiladas, cómo le dices a la mesera de la sonrisa amable que “divida la cuenta”. ¿Por qué sólo somos amigos?
Los amigos se dicen que se quieren y maldita sea, todavía lo hacemos, pero no de la misma forma. Porque por encima de todo, NUNCA volverá a ser lo mismo. Mi corazón está roto, lloré a solas en la regadera, en la mesa, en un bar lleno de gente. Estoy segura que él también pasó por algo así. Sé que lo hizo. Ambos nos sentíamos tan mal porque el otro nos haya roto nuestro frágil y vulnerable corazón, que nunca caeremos en el mismo cojín cómodo del amor… aquel que cargábamos a todos lados.
5. ¿Entonces por qué?
Esta es la reflexión más sencilla de la lista. ¿Por qué regresar a lo que ya conocemos? ¿Por qué regresar a lo que sabemos que no tiene futuro alguno? Por el confort. Es igual que quedarte en un trabajo que odias por completo pero que sabes hacer muy bien. Como fotografiar un millón de bebés cuando lo que quieres fotografía son mujeres desnudas.
La fotografía de bebés paga las cuentas, y claro que son súper lindos, claro. Es algo que conoces, es algo familiar, es algo seguro. Pero lo seguro nunca es divertido. Eventualmente me voy a cansar de correr un millón de kilómetros alrededor de ese estanque artificial. Voy a decir, ¡a la mierda¡ y me voy a aventar. Voy a nadar a hacia abajo, donde se convierte en un río que lleva al océano.
Lo seguro nunca es divertido, sólo temporal, sólo hasta que decidimos seguir adelante.
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